Trepadas a los cuatro océanos llegan balas con
los pulmones de las plantas. Tus antepasados lo
sabían. Cuando la manada era el mundo entero y
cada semejante un camino y un aprendiz. Entonces
las nubes llenaban sus vejigas con tormentas de
verano y nosotros subíamos al cielo. Subíamos al
cielo para recorrerlo y era gigante su piel negra.
Subir al cielo para mirarte a los ojos dios
prisionero hijo del Hombre. Por qué tu corona de
peñascos no se arrodilló para el Embrujo de la
Tierra? Porque tu nombre no creció y se hizo hueso
y carne en nuestras mentes apócrifas? Tu caverna
de espadas será el arma para tu liberación. Los
libros te devorarán. Los poetas invocarán tu muerte.
jueves, 16 de junio de 2011
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