Camino en la oscuridad. A eso he
venido: a calentar esta habitación
con mis pulmones y pelo. A secar
la lluvia de tus sábanas con mi
jadeo primitivo. No tengo lugar
donde no ir. Y son tantos sus
rostros y su beso. Debo olvidarlo:
debo dejar que los lobos desnuden
tu cuerpo y te contemplen. Debo
entregar las ventanas al Mundo. Al
Verdadero Mundo sin Palabras. Ahí
encontraré el cuerpo de mi Amante
y le daré la última habichuela (*)
de mi bolsa de cuero.
_Te he amado, le diré.
Y soltaré sus tobillos.
(*) buscar en las habichuelas mágicas.
sábado, 18 de junio de 2011
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