miércoles, 30 de septiembre de 2009

despertar en tiniebla

la madrugada ha sido peor de lo que los libros leyeron. este frío reptó hacia nuestro corazón y lo desmorrugó. fuimos envueltos en piel de lechuga. las demonias retrocedieron sus vestidos para apaciguarnos. los libros fueron mayores. ordenandos en filas indígenas nos devolvieron el gusto de tierra en los pulmones. fue necesario vomitar. fue preciso ser libre como todo lo que te rodea en este momento. porque tu libro es libre. la taza de tomar café es libre. los pinceles son libres. el gato es libre. la música que grita que eres libre te abre las ventanas.
reptar por la grasa de los paladares. ahi donde se atragantaron las palabras. y subieron a nuestro orden. a nuestra saga humana. a nuestro ser. y nos acobardaron. porque ser cobarde es no querer atravesar las fronteras de lo inmenso. ser cobarde es quedarse en el marco de la vieja habitación viendo como la naturaleza se devora a sí misma. para recrearse. para volverse savia. para invitarte a nacer.

viernes, 25 de septiembre de 2009

jueves, 17 de septiembre de 2009


me deslizo desde el amanecer hasta el altiplano. el sexo responde. los otros surgen de las grutas con los ojos a punto. los dedos arden como velas encendidas bajo lluvia. el paisaje expande. pájaros y fibras retumban en el cuerpo de la tierra. los hombres se alimentan de éter. su sistema nervioso encanta. las pupilas dilatan los cantos del aire, las venas del parque. el eco resplandece. el sistema riega con cantos. un humano despierta rodeado de maquinaria. una fábrica grita. un cuchillo de mirada corta la herida. sangre detenida. esperma del diluvio. el hombre toca todo lo que crea. su mente es un espacio circular. una esfera en movimiento. un rayo vacío.

antroposofario


las escalinatas emulan el sexo de un pájaro expandido sobre los omóplatos del cielo. hay alguien ahi? preguntan sus alas. hay alguien hilvanando el silencio entre las palabras? el plexo tirita un amargo recuerdo de eras congeladas en la mar del arriba: allí ya no hay nadie. el cuenco en su pecho oscila. rocía un anochecer líquido. membrano. camufluo. asexuado y albino. cresta que se le para porque allí ya no hay nadie. manos o pelos. pupilas ni vómitos. no hay silencios humanos. rompen su plexo. obstruyen sus comisuras con hierbas. pero son distintas manifestaciones del vacío. la ascensión se hace descalzo, en silencio y con el morral repleto de sangre. se moja cada escalón. se deja la marca. y se sigue.