jueves, 27 de octubre de 2011
domingo, 23 de octubre de 2011
martes, 18 de octubre de 2011
Un borde en el precipicio. Mi cuerpo no
comprende la sustancia de este tiempo. Y
sin embargo intenta ingresar un pie, una
mano, un medio rostro bajo el manantial
furioso de noches e historias. He olvidado
los nombres de los seres que he amado porque
sus ojos se metieron bajo mis uñas y entre
mis pechos. Están todos aquí. Amándome. Y
viéndome partir. Camino entre el silencio
de un cielo que está por nacer. Aveces me
detengo en sus pulmones gigantes y los
contemplo. Como a una ensoñación. Estoy en
una frontera que no puedo explicar. Pero
que busco. La busco más que a mi amante.
La busco más que a mi alimento. Tiene un
tatuaje expandiéndose por toda superficie.
Sé que me ha estado esperando. Me devora
con una lentitud de sombras. Siento sus
manos en mi espalda. Siento sus lenguas
en mi cráneo. No debo voltear. Debo
ingresar en su vientre mientras salto de
esta habitación hacia la nada.
comprende la sustancia de este tiempo. Y
sin embargo intenta ingresar un pie, una
mano, un medio rostro bajo el manantial
furioso de noches e historias. He olvidado
los nombres de los seres que he amado porque
sus ojos se metieron bajo mis uñas y entre
mis pechos. Están todos aquí. Amándome. Y
viéndome partir. Camino entre el silencio
de un cielo que está por nacer. Aveces me
detengo en sus pulmones gigantes y los
contemplo. Como a una ensoñación. Estoy en
una frontera que no puedo explicar. Pero
que busco. La busco más que a mi amante.
La busco más que a mi alimento. Tiene un
tatuaje expandiéndose por toda superficie.
Sé que me ha estado esperando. Me devora
con una lentitud de sombras. Siento sus
manos en mi espalda. Siento sus lenguas
en mi cráneo. No debo voltear. Debo
ingresar en su vientre mientras salto de
esta habitación hacia la nada.
domingo, 16 de octubre de 2011
Entonces los lobos comenzaron a
vomitar. Sus laringes raspadas
por las aristas perfectas de un
centenar de diamantes. Entre las
cortezas caídas del bosque y el
moho blanco de mi herida comenzaron
a caer las verdaderas piedras.
Les preguntaba si podía hacer algo
para detener la infección. Pero
ellos negaban con fascinación y me
agradecían el espectáculo que me
estaban ofrendando.
vomitar. Sus laringes raspadas
por las aristas perfectas de un
centenar de diamantes. Entre las
cortezas caídas del bosque y el
moho blanco de mi herida comenzaron
a caer las verdaderas piedras.
Les preguntaba si podía hacer algo
para detener la infección. Pero
ellos negaban con fascinación y me
agradecían el espectáculo que me
estaban ofrendando.
Pero tú, amado cuerpo necesitas
recordar la danza de ultratumba,
la bondad de la noche. La raíz
del silencio. Tú deberías danzar
desnudo otra vez bajo el manto
de capas labradas con cantos de
romero, hinojo y canela. Tú
deberías caer en los brazos de
tu amante que te escribe y
reclama. Vé . Únete con las
manos que me escriben.
recordar la danza de ultratumba,
la bondad de la noche. La raíz
del silencio. Tú deberías danzar
desnudo otra vez bajo el manto
de capas labradas con cantos de
romero, hinojo y canela. Tú
deberías caer en los brazos de
tu amante que te escribe y
reclama. Vé . Únete con las
manos que me escriben.
martes, 11 de octubre de 2011
domingo, 2 de octubre de 2011
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