domingo, 16 de octubre de 2011

Pero tú, amado cuerpo necesitas
recordar la danza de ultratumba,
la bondad de la noche. La raíz
del silencio. Tú deberías danzar
desnudo otra vez bajo el manto
de capas labradas con cantos de
romero, hinojo y canela. Tú
deberías caer en los brazos de
tu amante que te escribe y
reclama. Vé . Únete con las
manos que me escriben.

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